Liderazgo y nueva normalidad

La pandemia vino a replantear –entre tantas cuestiones- todos los esquemas y prácticas del trabajo, algunas de las cuales responden a modelos de largo arraigo que ya no reflejaban las necesidades reales, incluso antes del COVID. Otras, en cambio, han sufrido un retroceso, como lo es la separación entre la vida personal y profesional.

Por ejemplo, el teletrabajo puso de manifiesto que la vieja creencia acerca del liderazgo como control ya no tiene lugar. En cambio, si tomamos al liderazgo como parte del entramado social y recordamos que todos fuimos o somos líderes en algo, entonces entenderemos la importancia de estar cerca de las prácticas de trabajo y repasarlas. En ese sentido, los líderes de esta época verán en su práctica cotidiana la necesidad de  ser empáticos. Un reciente artículo de The Economist señala a la “transparencia” como una de las habilidades básicas, tanto para el líder como para el liderado.

Liderar la incertidumbre significa volver a pensar los roles, crear las condiciones para que su equipo trabaje de manera autónoma, fomentando la resiliencia y la agilidad, dándole respaldo para tomar decisiones. Significa dar más certezas que dudas y poder crear los espacios necesarios para que su equipo se exprese acerca de sus preocupaciones personales, sus problemas familiares o incluso de salud, algo que hasta antes de la pandemia solía quedar por fuera del escenario laboral.

Los líderes de hoy deben conocer que los límites entre lo personal y lo profesional, entre lo familiar y lo laboral, se ven afectados y las personas -en ocasiones- están experimentando estrés y ansiedad, mucho más que antes.

El  informe ‘Tendencias de aprendizaje en el entorno laboral 2021’, elaborado por Udemy for Business revela que la gestión del estrés y el bienestar, la comunicación empresarial y la motivación y gestión de tiempo serán las ‘softskills’ más demandadas este año.

Las llamadas habilidades blandas están hoy en el centro de la escena. ¿Por qué? Porque no hay tecnología que las reemplace y porque aún hoy no se adquieren durante la formación de grado. En general, los profesionales terminan sus carreras universitarias con sólidos conocimientos técnicos pero con escaso registro de sus habilidades cognitivas, emocionales y psico-sociales, que pasan a ser el punto de inicio de cualquier entrevista de trabajo y resaltan un vacío de conocimiento ante situaciones extremas, como lo es una pandemia o un acontecimiento disruptivo.

Trabajar es sumar valor

Cuando nos sentamos por primera vez con el equipo de trabajo de una empresa cliente, preguntamos qué creen que significa trabajar. Sorprenden las respuestas. Nuestra propuesta es que comprendan que “trabajar es sumar valor”. Y en el proceso, que cada uno sea consciente del valor que aporta y que pueda estar permeable a aprender nuevas prácticas o nuevas herramientas. En nuestra consultora, las nociones de pensamiento y aprendizaje son las claves de lo que profundizamos con cada equipo.

El conocimiento circula a través de las prácticas. De aquí la importancia de comprender: ¿qué se hace? ¿por qué se hace? ¿para qué se hace? Esto nos lleva a pensar que tanto el management como la estrategia deben ser una parte orgánica de las prácticas laborales y organizacionales, y sería muy riesgoso escindir estos aspectos.

Así, por ejemplo, el liderazgo debe asistir en la capacidad de poder comprender en profundidad lo que hasta el momento se venía haciendo de manera más menos intuitiva. Este entendimiento necesita de la construcción de sentido y significado respecto del trabajo que hacemos y de la cultura organizacional que somos parte.

En este contexto, el líder que hoy necesitamos no es necesariamente aquel que es visto como un experto, sino el que empodera, el que da lugar a los miembros de su equipo. El conocimiento técnico ya no basta porque no deja de ser un conocimiento individual, desprovisto de vínculos sociales y emocionales, y el conocimiento que nos ayuda a crecer debe pensarse como un fenómeno social.

A su vez, liderar implicar también diseñar un plan de trabajo que contemple dos ejes claves: a) el plan, el diseño y b) lo emergente. Quien encamine su trabajo sobre un solo eje lo hará de manera más bien improvisada. Aquí es precisamente donde el conocimiento técnico se complementa con el desarrollo de habilidades blandas, de las cuales, las respuestas adaptativas, la improvisación creativa, la flexibilidad cognitiva y el empoderamiento encabezan la lista en términos de importancia e impacto.

Hoy el trabajo ya no es solo un medio de vida. Hoy hablamos de vidas en el trabajo. En un momento de tantos cambios, quienes puedan generar respuestas adaptativas llevarán la delantera.


Asesoría

En VG & Asociados acompañamos a las empresas y sus líderes en el desarrollo de sus habilidades de liderazgo y habilidades blandas en general desde el enfoque del Aprendizaje Organizacional. Nuestra propuesta busca potenciar las capacidades subyacentes de las personas en proceso de capacitación, invitándoles a ser parte activa del proceso.